Hay una estrecha agonía que me sumerge en tu boca
Y no persigo que me gustes
Y no lamento gustarte
En este temblor iluso
No intuyo los colores de tu arruga
Esa carcoma de demonios que soliviantan mi sueño
Me aletarga en un aleteo lento
Hacia la luz, deforme hacia lo perfecto
Esta raíz que se mueve en mi locura
No tiene el filo de las estrellas para atormentar
La esencia de este golpe
Más aun, ha digerido la sospecha de este miedo
Que no se puede vomitar
Ha curado este dorado azote
Que se eleva en su desafiante nube baudelariana
Secuencia de la tez rojiza
Dormida en su amargura, tibia y precisa
Esta nube no sabe reír
Este reír no es de nube.
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