Un fósil que brota mudo en el plexo
en la raíz que vibra muerta en la flor
y un pájaro que se corta en el poema
el duelo de dos vivos
Yo
Enraizada
entre vientres y huesos rojos
lúgubre hasta donde muero
vigilo la oscura pluma que hace un hueco
suave
extraviada
grande los soplos
calla el instante
baile de serpientes en la aparición de la voz
cosas
Yo
un maremoto que me pertenece por apetito
y apunto el dedo hacia el fondo de la pupila
donde el verso crece
dormido
vivo
enloquecido
suave
vuelve suave
como un cuerpo de muchacha
A. Villanueva ©
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